Sor María Romero nació (Granada, 13/01/1902) y falleció en Nicaragua, (Las Peñitas, León, 07/07/1977).
Sus padres, Félix Romero Arana y Ana Meneses Blandón, fueron muy católicos y caritativos. Don Félix fue mayordomo de la Virgen del Tránsito y mayordomo del Niño Jesús de la Parroquia de Jalteva, hasta su muerte. Además, Don Félix jugó un papel importante en la política del país como Ministro de Hacienda del Gobierno de José Santos Zelaya, pero nunca participó en las acciones armadas que caracterizaron a ese período de gobierno. Este ejemplar matrimonio procreó trece hijos, aunque sobrevivieron sólo 6 de ellos: Juan, Matilde, Basilia, Luisa, Pastora y María.
Cuando tenía 8 años de edad, el 8 de diciembre de 1909, María Romero Meneses hizo su Primera Comunión. Al año siguiente, llegaron a Nicaragua las misioneras de Don Bosco, hijas de María Auxiliadora (FMA), congregación de la que sería parte integrante durante todo el resto de su vida. Como a los 10 años de edad, María Romero tuvo el honor de conocer al Delegado apostólico del Santo Padre para toda Centroamérica y primer Obispo Salesiano, Monseñor Juan Cagliero, uno de los hijos predilectos de San Juan Bosco.
Estando en 5° grado de primaria del Colegio María Auxiliadora de Granada, María hace voto de castidad para toda la vida ante su confesor el Rvdo. P. Emilio Botari, Director del Colegio Salesiano. A los 14 años de edad, confió a su madre su deseo de ser monja.
A inicios de 1920, a los 18 años de edad, María Romero parte hacia El Salvador al Instituto de las FMA, para iniciar su noviciado. El 19 de marzo de ese mismo año, recibe la esclavina negra e inicia con el uso del hábito negro que la caracterizó durante todo el resto de su vida. El 16 de enero de 1921, recibe el hábito religioso de las Hermanas de María Auxiliadora, por lo que pasa a llamarse formalmente Sor María Romero.
Durante sus años en el noviciado se destaca por sus habilidades en la música, especialmente el piano, por lo que se le confió la responsabilidad de profesora de música y directora del coro. El 6 de enero de 1923 emitió los Votos Temporales de pobreza, castidad y obediencia que requería el proceso de noviciado. Al terminar el noviciado en la ciudad de San Salvador se desempeña como asistente de las aspirantes, postulantes y novicias.
En 1922, estando en El Salvador, tiene su primera experiencia mística al oir la voz de Jesús.
El 24 de mayo de 1924, Sor María regresa a Nicaragua para dar clases de música en el colegio María Auxiliadora de Granada, donde trabajó durante 7 años consecutivos. Durante esos años se desempeñó además como asistente de las alumnas internas e impartiendo clases de piano, canto, dibujo, pintura y mecanografía. Sor María acostumbraba a apuntar en un bloc de notas que llevaba consigo desde 1924, ciertos sentimientos, frases y pensamientos de muchos autores religiosos como San Juan de la Cruz , Santa Catalina de Siena, San Agustín, Santa Teresa de Jesús, etc.
El 6 de enero de 1929, en el colegio María auxiliadora de Granada, Sor María pronuncia sus Votos Perpetuos. Sor María Romero cuenta que ella había sembrado unas plantitas de lirios alrededor de la gruta de la Virgen que se encuentra en el patio del colegio, pero que nunca habían florecido, y le pedía constantemente a la Virgen que floreciera alguna para el día de que le tocara pronunciar sus votos perpetuos, como señal de que sería una buena religiosa. Resulta que ese mismo día, la gruta estaba rodeada de flores blancas.
En 1931, la congregación la envió a San José, Costa Rica, donde durante 46 años se dedicó a servir a los necesitados, por lo que, después de su fallecimiento, la Asamblea Legislativa de Costa Rica la declaró “Ciudadana Honoraria de Costa Rica”. El Padre Luis Pacheco, en su libro “Biografía de la Beata SOR MARÍA ROMERO”, comenta: “Costa Rica fue para Sor María su segunda patria, pero siempre se consideró nicaragüense y nunca renunció a su ciudadanía”.
Entre sus obras sociales y espirituales más importantes en Costa Rica está la creación de la Casa María Auxiliadora, un hogar que alberga a personas que necesitan consuelo y que incluye una clínica para personas pobres sin seguro social y una escuela para niños de la calle; Consultorio Médico María Auxiliadora, Laicos Comprometidos con su Fe, Oratorios, Entronización de los cuadros del Corazón de Jesús y María Auxiliadora Taller de Máquinas Industriales “Santa María Mazzarello”, Guardería Infantil “Ángeles Custodios”, Atención a Mujeres de la Tercera Edad, Asociación de Ayuda a Necesitados (ASAYNE), La novena de Navidad, Consultorio Jurídico San José, La Fiesta de los Santos Inocentes, Retiros Espirituales a Escuelas Públicas, Triduo de San Juan Bosco y Centro Sor María Romero (CESMAR).
Sor María Romero presentó durante su vida varios dones propios de los santos como son: Bilocaciones (estar en dos lugares distintos a la vez), levitaciones (elevarse del suelo mientras oraba), premonición, veía y hablaba con la Virgen, sanaciones y el agua milagrosa.
Sor María Romero predijo el terremoto de 1972 en Managua, lo que se comprueba en una carta que le envía al poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra y que es publicada por la escritora Mercedes Gordillo en la cuarta edición de su libro sobre Sor María Romero. También se asegura que predijo las guerras subsiguientes al decir que la sangre que se derramaría en el terremoto sería poca en comparación a la que se derramaría posteriormente.
Cuando Sor María fue a Loreto, Italia trajo unas campanitas y decía que había que sonarlas para invocar el auxilio de la Virgen. Desde entonces, las campanitas se identifican con Sor María Romero y ya existen relatos de que han producido milagros.
En 1977, estando en Costa Rica, había expresado a su superiora que se sentía cansada, por lo que planea con sus hermanas reunirse en Nicaragua como parte de unas vacaciones. El 2 de julio, Sor María parte hacia su país natal.
Su hermana Pastora alquila una casa en el balneario de las Peñitas, del departamento de León. El 7 de julio, estando en la casa de veraneo a orilla de la playa, Sor María expresó: “¡Oh, yo veo a Dios en cada gota de este mar! Qué bonito debe ser morir ante el mar!” Después de haber dicho esto, Sor María siguió las recomendaciones de su hermana Pastora de irse a descansar a su cuarto. Momentos más tarde, cuando sus hermanas estaban listas para ir a Misa en la Catedral de León, éstas se sorprendieron que Sor María no salía de su cuarto, por lo que fueron a llamarla encontrándola muerta en el suelo cerca del lavamanos. Sor María Romero había fallecido de un infarto al corazón.
Al día siguiente, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Granada, donde la esperaban todos sus familiares, amigos, conocidos y autoridades. Se dice que poco antes de morir, Sor María Romero había confesado a un pariente su deseo de ser enterrada junto a sus hermanas que le habían ayudado a desarrollar sus obras en Costa Rica. Por lo que, el sábado 9 de julio de 1977, los restos mortales de Sor María Romero fueron trasladados a Costa Rica y enterrado en el cementerio general. En 1989 se procedió a la exhumación de los restos de Sor María y fueron depositados en la Casa de la Virgen, al
lado de la capilla, conocido ahora como Mausoleo de Sor María Romero.